lunes, 22 de febrero de 2016

 PRIMER TRIMESTRE


Los primeros días comienzan con la ovulación y la posterior fecundación del óvulo por un espermatozoide. A la semana, más o menos, el óvulo fecundado se ubica en el útero y desarrolla paulatinamente un feto y la placenta. Esta última se adhiere a la pared del útero, y luego se unirá al feto mediante el cordón umbilical. Esta primera etapa también es la de la creación del líquido amniótico.
En estas primeras semanas del embarazo, el embrión crece a pasos agigantados. No sólo se multiplica en tamaño y peso, también desarrolla prácticamente la totalidad de los órganos y tejidos de su cuerpo. Aunque nosotras no notamos realmente ese desarrollo es sorprendente cómo en este primer trimestre pasa de ser un feto más pequeño que un garbanzo a un bebé como el que veremos cuando nazca.
Eso sí, es justamente en la etapa primeriza de embarazo, cuando aparecen esos primeros síntomas de embarazo. Durante el primer período la embarazada siente sólo cambios internos, ya que no hay muchos externos. Los síntomas más característicos son cansancio, nauseas, vómitos y mareos.



 SEGUNDO TRIMESTRE

 
El segundo período se caracteriza por lo contrario, disminuyen los mareos, nauseas y vómitos, y a veces desaparecen por completo. Tampoco la embarazada tiene esa fatiga del inicio. Pero aumenta el apetito y aumenta el peso. También aumenta el tamaño del útero, lo que puede causar molestias en la barriga. En esta etapa, para el cuarto o quinto mes, podrás sentir al bebé moverse.
En este trimestre, el bebé a pasado ya la etapa de embrión y pasa a ser denominado feto. En estos tres meses continuará su crecimiento, sus órganos comenzarán a diferenciarse en sus funciones y comenzarán a desarrollarse sus sentidos. Para fines del segundo trimestre, no sólo tú le sentirás a él… sino que él a ti también, puesto que ya está en condiciones de oír tu voz.



TERCER TRIMESTRE




 La tercera etapa es la más segura, ya que en caso de parto prematuro hay muchas posibilidades de que el bebé sobreviva. Ya ha ganado tamaño considerable, por lo que la barriga de la embarazada también será de gran tamaño. Que trae aparejados diversos síntomas, como molestias, dificultad para inhalar mucho aire, molestias para dormir, etc..

El bebé, en sus últimas etapas en el vientre materno, deberá tener un gran aumento de peso. Irá poniéndose en posición para el parto, es decir, con su cabeza hacia abajo, apuntando al canal de parto. También es el momento en que terminan de madurar sus pulmones, imprescindibles para adaptarse tras el nacimiento a un ambiente diferente donde deberá respirar por sí mismo.
En esta tercera etapa la madre ya ha pasado por todo tipo de emociones y sensaciones y debe comenzar a prepararse para el momento de dar a luz, con clases, y con el asesoramiento del médico y ginecólogo.




 EL PARTO


  Muchas mujeres suelen dar a luz cuando que el embarazo alcanza la semana 39 y 40. Generalmente, las contracciones reales que una mujer padece horas antes de tener al bebé, son muy similares a las llamadas ‘contracciones Braxton Hicks‘ que ha estado sintiendo durante semanas. Sin embargo, será el momento de dar a luz cuando las contracciones aumenten cada vez más en duración, intensidad y frecuencia, comenzando cada 10 minutos y después menos. Llegado el momento, las contracciones serán mas dolorosas, aunque los síntomas pueden cambiar dependiendo de cada mujer y embarazo.
El recién nacido suele pesar un promedio de 2,6 kilos y los 4,0 kilos, lo que nos hace una media de 3,5 kilos en la báscula del bebé. Sus medidas pueden oscilar entre los 46 y los 56 centímetros con las piernas extendidas.






 

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